El investigador tiene la responsabilidad fundamental de proteger a todas las personas que participan en la investigación y de colocar el bienestar de los participantes por encima de los intereses de la ciencia y la sociedad. El investigador debe considerar esta responsabilidad no sólo como un requisito regulador o jurídico, sino también como una exigencia para llevar a cabo la investigación de conformidad con las normas y los principios éticos universales.
El investigador debe elaborar protocolos de investigación científica y técnicamente correctos basados en los mejores métodos científicos. Las Normas del Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS, por sus siglas en inglés) recomiendan que "el protocolo sea evaluado científica y éticamente por uno o más comités de ética apropiadamente constituidos". Es la obligación del investigador presentar el protocolo que sea revisado por un comité de ética reconocido.
Además, el investigador debe asegurarse de que cada participante dé su consentimiento informado antes de ser admitido al estudio. Este consentimiento informado debe cumplir con los requisitos abarcados en la sección V.
El investigador debe proteger la confidencialidad de los participantes, según los términos declarados en el consentimiento informado.
El investigador tiene la responsabilidad de llevar a cabo la investigación en plena conformidad con el protocolo que fue examinado y aprobado por el(los) comité(s) de ética. Bajo ninguna circunstancia debe el investigador hacer algún cambio al protocolo sin la aprobación previa del comité de ética. El investigador debe presentar al comité de ética todos los cambios que desee hacer al protocolo original de manera que el comité pueda revisarlos y aprobarlos antes de que se efectúen. El investigador debe cumplir con todas las decisiones o recomendaciones del comité de ética que supervisa la investigación, incluso cumplir con brindar al participante el tratamiento y/o la asistencia acordada, si se estipula en el protocolo.
En los últimos años ha aumentado la importancia prestada a las responsabilidades del investigador para con los participantes y la comunidad durante el estudio y después de éste. Estas responsabilidades no deben ser imprecisas; deben declararse explícitamente como parte del protocolo de investigación y del consentimiento informado.
Por último, una vez que se haya concluido el estudio, el investigador debe comunicar los resultados del estudio a los participantes y a la comunidad en general. Los representantes comunitarios pueden ser muy útiles en la planificación de la difusión los resultados a la comunidad.
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