El significado de la palabra verdad abarca desde la honestidad, la buena fe y la sinceridad humana en general, hasta el acuerdo de los conceptos con las cosas, los hechos o la realidad en particular. Para el hebreo clásico el término `emunah significa primariamente «confianza», «fidelidad». Las cosas son verdaderas cuando son «fiables», fieles porque cumplen lo que ofrecen. El término no tiene una única definición en la que estén de acuerdo la mayoría de estudiosos y filósofos profesionales y las teorías sobre la verdad continúan siendo ampliamente debatidas. Hay posiciones diferentes acerca de cuestiones como qué es lo que constituye la verdad; cómo definirla e identificarla; si el ser humano posee conocimientos innatos o sólo puede adquirirlos; si existen las revelaciones o la verdad puede alcanzarse tan sólo mediante la razón; y si la verdad es subjetiva u objetiva, relativa o absoluta, o aún hasta qué grado pueden afirmarse cada una de dichas observaciones. Este artículo procura introducir las principales interpretaciones y perspectivas, tanto históricas como actuales, acerca de este concepto.
Los portadores de verdad
Los filósofos (predominantemente los de la escuela analítica) suelen aceptar que la verdad (o la falsedad) es una propiedad que sólo tienen los portadores de verdad. Por definición, los portadores de verdad son aquéllos objetos que pueden adquirir un valor de verdad (ya sea Verdadero, Falso u otro, si es que existen más). Algunas propuestas identifican a los portadores de verdad con las proposiciones. Pero, dado que las proposiciones son objetos abstractos (ver abajo), los filósofos que rechazan la existencia de este tipo de objetos no aceptan que las proposiciones sean los portadores de verdad. Algunas propuestas (generalmente de corte psicologista) identifican a los portadores de verdad con los juicios,[3] mientras que otras (generalmente de tendencia nominalista) los identifican con oraciones-ejemplo del lenguaje natural o actos de habla.
Teorías filosóficas de la verdad [editar]Muchos filósofos y lógicos han propuesto un gran número de extensas teorías sobre la verdad, que ahora son frecuentemente clasificadas en dos campos:
Teorías robustas [editar]Algunas teorías sostienen en común que la verdad es un concepto robusto (a veces inflacionario). Todas esas teorías sostienen que la gramática superficial que parece predicar verdad o falsedad, como "que la nieve es blanca es verdad" pueden ser tomadas en serio. La verdad es una propiedad, tal como el rojo es una propiedad de un granero en la oración "el granero es rojo". La tarea, para tales teorías, es explicar la naturaleza de esa propiedad. Los criterios de verdad definen qué se entiende por "verdad" y nos ayudan a decidir si una proposición es verdadera o falsa. Hay diferentes criterios de verdad, aplicables a distintos tipos de proposiciones:
La teoría de la correspondencia de la verdad o adecuación, también conocida por la teoría de la adaequatio y la noción más extendida de verdad (debida probablemente a la influencia de Tomás de Aquino en el pensamiento occidental): adaequatio rei et intellectus. La verdad se entiende como una relación de concordancia entre el lenguaje y su referente extralingüístico.
Ludwig Wittgenstein sostiene en su Tractatus logico-philosophicus que el lenguaje -como serie de proposiciones lógicas- es una figura de la realidad. Esa postura fue rechazada por el mismo Wittgenstein en su obra posterior: el lenguaje puede obtener diferentes significados y usos en un mismo hecho, porque no existe una conexión lógica (no tiene por qué haberla, al menos) entre lo que se propone y lo que es en realidad. El lenguaje puede intentar representar la realidad, pero tal intento, por muy bien construido que esté, es posible que no figure al mundo. Según la versión tomista de la adecuación, es el intelecto el que debe adecuarse a la realidad (asimetría adecuacionista): debemos pensar las cosas conforme a lo que son. Así, la proposición "llueve" será verdadera si, efectivamente, llueve en el momento en que se profiere; la proposición "Dios existe" será verdadera si Dios existe, etc.
El criterio de coherencia afirma que una proposición es verdadera si es coherente con el resto de las proposiciones del sistema del que forma parte. Así, la proposición " 3 + 5 = 8 " es verdadera en la medida que es coherente con las reglas de la matemática elemental. Sin embargo, este criterio no permite establecer la verdad de las reglas del sistema y, por tanto, sólo puede aplicarse a los elementos de un sistema de reglas previamente establecido.
La teoría del consenso sostiene que la verdad es cualquier cosas que es acordada, o en algunas versiones, que podría llegar a ser acordada, por algún grupo específico.
El Pragmatismo o criterio de utilidad establece que una proposición es verdadera si resulta útil o funciona en la práctica. Así, la proposición "En verano hace calor" es verdadera si constituye una buena guía para la acción, esto es, si resulta útil para cualquier persona que la considere verdadera. Hay que entender el criterio de utilidad como una apelación a comprobar en la práctica la verdad de las proposiciones. Si sucede tal y como la proposición indica, entonces es verdadera. Así pues, según la teoría de la utilidad, sólo podremos establecer la verdad de una proposición cuando la comprobamos en la práctica. Esta exigencia no se produce en la teoría de la correspondencia, en la que una proposición es verdadera si se corresponde con los hechos, aunque éstos no puedan comprobarse. Como es obvio, la comprobación de una proposición está sujeta a ciertas limitaciones: primero ha de ser verificable; además, la verificación no es infalible.
El constructivismo social sostiene que la verdad es construida por procesos sociales, y que representa los esfuerzos de poder dentro de una sociedad.
El criterio de evidencia afirma que una proposición es verdadera si es evidente, es decir, si se presenta con tanta claridad y distinción a nuestras mentes que éstas no pueden por menos que aceptarla. Por ejemplo, la proposición "Ahora estoy leyendo" es verdadera ya que, para cualquier lector de la frase, la proposición es evidente.
Los portadores de verdad
Los filósofos (predominantemente los de la escuela analítica) suelen aceptar que la verdad (o la falsedad) es una propiedad que sólo tienen los portadores de verdad. Por definición, los portadores de verdad son aquéllos objetos que pueden adquirir un valor de verdad (ya sea Verdadero, Falso u otro, si es que existen más). Algunas propuestas identifican a los portadores de verdad con las proposiciones. Pero, dado que las proposiciones son objetos abstractos (ver abajo), los filósofos que rechazan la existencia de este tipo de objetos no aceptan que las proposiciones sean los portadores de verdad. Algunas propuestas (generalmente de corte psicologista) identifican a los portadores de verdad con los juicios,[3] mientras que otras (generalmente de tendencia nominalista) los identifican con oraciones-ejemplo del lenguaje natural o actos de habla.
Teorías filosóficas de la verdad [editar]Muchos filósofos y lógicos han propuesto un gran número de extensas teorías sobre la verdad, que ahora son frecuentemente clasificadas en dos campos:
Teorías robustas [editar]Algunas teorías sostienen en común que la verdad es un concepto robusto (a veces inflacionario). Todas esas teorías sostienen que la gramática superficial que parece predicar verdad o falsedad, como "que la nieve es blanca es verdad" pueden ser tomadas en serio. La verdad es una propiedad, tal como el rojo es una propiedad de un granero en la oración "el granero es rojo". La tarea, para tales teorías, es explicar la naturaleza de esa propiedad. Los criterios de verdad definen qué se entiende por "verdad" y nos ayudan a decidir si una proposición es verdadera o falsa. Hay diferentes criterios de verdad, aplicables a distintos tipos de proposiciones:
La teoría de la correspondencia de la verdad o adecuación, también conocida por la teoría de la adaequatio y la noción más extendida de verdad (debida probablemente a la influencia de Tomás de Aquino en el pensamiento occidental): adaequatio rei et intellectus. La verdad se entiende como una relación de concordancia entre el lenguaje y su referente extralingüístico.
Ludwig Wittgenstein sostiene en su Tractatus logico-philosophicus que el lenguaje -como serie de proposiciones lógicas- es una figura de la realidad. Esa postura fue rechazada por el mismo Wittgenstein en su obra posterior: el lenguaje puede obtener diferentes significados y usos en un mismo hecho, porque no existe una conexión lógica (no tiene por qué haberla, al menos) entre lo que se propone y lo que es en realidad. El lenguaje puede intentar representar la realidad, pero tal intento, por muy bien construido que esté, es posible que no figure al mundo. Según la versión tomista de la adecuación, es el intelecto el que debe adecuarse a la realidad (asimetría adecuacionista): debemos pensar las cosas conforme a lo que son. Así, la proposición "llueve" será verdadera si, efectivamente, llueve en el momento en que se profiere; la proposición "Dios existe" será verdadera si Dios existe, etc.
El criterio de coherencia afirma que una proposición es verdadera si es coherente con el resto de las proposiciones del sistema del que forma parte. Así, la proposición " 3 + 5 = 8 " es verdadera en la medida que es coherente con las reglas de la matemática elemental. Sin embargo, este criterio no permite establecer la verdad de las reglas del sistema y, por tanto, sólo puede aplicarse a los elementos de un sistema de reglas previamente establecido.
La teoría del consenso sostiene que la verdad es cualquier cosas que es acordada, o en algunas versiones, que podría llegar a ser acordada, por algún grupo específico.
El Pragmatismo o criterio de utilidad establece que una proposición es verdadera si resulta útil o funciona en la práctica. Así, la proposición "En verano hace calor" es verdadera si constituye una buena guía para la acción, esto es, si resulta útil para cualquier persona que la considere verdadera. Hay que entender el criterio de utilidad como una apelación a comprobar en la práctica la verdad de las proposiciones. Si sucede tal y como la proposición indica, entonces es verdadera. Así pues, según la teoría de la utilidad, sólo podremos establecer la verdad de una proposición cuando la comprobamos en la práctica. Esta exigencia no se produce en la teoría de la correspondencia, en la que una proposición es verdadera si se corresponde con los hechos, aunque éstos no puedan comprobarse. Como es obvio, la comprobación de una proposición está sujeta a ciertas limitaciones: primero ha de ser verificable; además, la verificación no es infalible.
El constructivismo social sostiene que la verdad es construida por procesos sociales, y que representa los esfuerzos de poder dentro de una sociedad.
El criterio de evidencia afirma que una proposición es verdadera si es evidente, es decir, si se presenta con tanta claridad y distinción a nuestras mentes que éstas no pueden por menos que aceptarla. Por ejemplo, la proposición "Ahora estoy leyendo" es verdadera ya que, para cualquier lector de la frase, la proposición es evidente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario